Sanandome

L’Orangelis Thomas Negron
January 31st
San Juan, Puerto Rico

Lo más práctico que aprendí del amor, fue durante el proceso de sanación de la última depresión que sentí después de verano. El proceso de la sanación es, para mi, un ciclo de apoderamiento sobre conciencias, herramientas, narrativas y poderes, que nos mueve de un punto a otro, para recordar sin dolor, más con aprendizaje. En aquel momento varias cosas se entrelazaban; las muy personales, los asuntos políticos y de activismo, la situación por la que cruza el país, y aquellas más espirituales y de transiciones que no siempre una entiende. El proceso de salir de ahí, fue un trabajo arduo, de estar constantemente presente en mi, ser paciente conmigo misma, darme el permiso de sentir lo que tuviese que sentir para moverme de punto “A” a punto “B”, escoger en qué cosas, momentos y personas iba a poner mi energía, entre otras.

Algo que no había estado manejando bien, era el tiempo y energía que le dedicaba a los proyectos, sin contar con una válvula de escape, y es que pensando en el “amor”, una ama y se apasiona por las luchas, los proyectos y el activismo, pero si no dirige bien esa energía, puede terminar siendo bieagotador, sobre todo, cuando tus necesidades básicas no están cubiertas. Ese agotamiento llega al punto del estrés, y cuando es el estrés lo que te empuja por mucho tiempo, genera la quemazón, y la quemazón trae consigo desesperanza.

Más allá del apoyo psicológico, estar bien física, emocional y espiritualmente, requiere de un proceso constante de poder detenerse, mirarse, evaluar lo que funcionó, lo que nó, e identificar estrategias que breguen en las distintas partes del proceso. Es vital las redes de apoyo, que no tienen que ser muy grandes si son bien sólidas, con la que se pueda contar de maneras bien concretas. Pudiésemos saber que hay mucha gente que “está aquí para ti”, pero al final del día, una pequeña acción es más valiosa que una gran intención, y no siempre nuestras redes de apoyo saben que requerimos de ellas, pues muchas veces, ni nosotras mismas lo podemos apalabrar. Por tal razón, siempre es bueno tener una diversidad, clave, de apoyo que pueda acompañarnos en las distintas partes del proceso, no solo porque todas tenemos áreas fuertes y áreas débiles, sino también porque evitamos el apego y el agotamiento de nuestra red de apoyo.

Que mis procesos apoyen los procesos de quienes me acompañan, cuando no tengo más que ofrecer, por eso, de todas las lecciones aprendidas, aquí he podido apalabrar algunas de ellas en los últimos meses, que ya venía publicando por ahí en las redes. Ojalá vengan más por ahí:

  1. Observarme. Significa reconocer la persona que soy en ese momento y redirigir la
    energía que me quede, en la persona quien quiero ser, teniendo la conciencia, que tanto la actual como la futura serán solo por un tiempo. En esa “redirección de energía”, saber que a veces solo se puede recibir, y no se tiene la energía para dar, y que eso no está mal.
  2. Paciencia con misma. Recordar, cuando los pinchazos llegan al corazón, que sentirme mejor tomará el tiempo que tenga que tomar. No adelantarse al proceso, un día a la vez.
  3. El río y la mar sanan. El tiempo de calidad con quienes están y el morirsoñando, también. Identificar actividades concretas que te desconectan para reconectar, que te hacen sentir útil y que aprendes, y que te consientes (sin explotar el bolsillo). Trabajar con las manos (pintar, coser, sembrar, escribir), para mantenerse enfocada y crear las rutinas de autocuido.
  4. Autocuido como cultura y rutina, no como remedio. La manera en la que vivimos nos obliga cada vez más a invertir nuestro tiempo en cosas que no necesariamente deseamos ó como deseamos, lo que nos resta poder, por lo tanto a abandonar prácticas que nos traen bienestar. En adición a que muchas veces en los espacios de lucha, en la urgencia de las cosas, el autocuido puede ser problemático. Modificar actividades para vincularlas con prácticas de autocuido puede funcionar. Por ejemplo, para quienes toman café cada mañana, en vez de comprar en la calle, hacer el ejercicio de hacerlo y tomarlo sentada en casa. Cuando hacer y tomar café sentada en casa sea rutina, en ese espacio agrega un libro. Esto, además de ahorrarte algún dinero, te obliga a tener un espacio de tranquilidad y desconexión en la mañana, tener la lectura como práctica de autocuido.
  5. Saber cuando retirarse. Estar clara en las maneras en las que no me quiero sentir, y por mas que practique el sentirme cómoda dentro de la incomodidad, no forzarme a permanecer en posiciones/espacios en los que realmente no deseo estar, eso me hace mas fiel a mi.
  6. Más que regañarme, organizarme. Si ya una está en un mal momento, además de los regueros que se forman y las maneras en la que nos descuidamos, date cuenta cuando te autosaboteas. Es super entendible querer ser disciplinada en un momento difícil, pues no queremos perder aún más el control (recordar punto 2), pero pudiese aportar más al proceso organizarse, prácticamente con libreta y calendario de escritorio.
  7. Distancia, y si es necesario, ruptura. Aún no se si es posible establecer distancia emocional sin la física, pero sí que poco a poco es posible llenar esa distancia con la coneccion con misma, pues siempre que se desconecta, se reconecta, solo que con otra cosa. Salir del espacio/área periódicamente, desplazarse sin expectativa pero abierta a posibilidades nuevas y a la posibilidad de que la distancia no es suficiente. Aquí, no sentirme mal cuando no sincronizo con personas queridas, y reconocer lo que se pierde en el proceso y lo que se recupera.
  8. Presente es la manera más valiosa de ESTAR, y en la práctica del desapego, está el NO sentirme mal por escoger NO ESTAR. Las veces que escogí el no estar (de alguna
    manera), escogí SÍ ESTAR pero en otra parte… o por lo menos con misma que es lo más importante. Pero presente nunca dejé de estar.

Estar y ser presente. Salud mental como fortaleza social, salud física como herramienta de lucha y salud espiritual como reconocimiento de misma y sanación constante. Proyectos colectivos e individuales concentrados para que sean efectivos y transformadores. Redirigir la energía a las esenciales que están, para no gastarla con quienes nó… Mis prioridades, para que este año baje la cantidad y aumente la calidad, ahí está la abundancia. Porque el proceso no es simple ni lineal, pero regresarse por otros caminos y vías casi siempre es chulo, y si de camino soy capaz de hacer hogar a donde, y a quien vaya, mejor!!!